Julio Cortázar (1914-1984) fue un escritor y traductor argentino, uno de los más destacados de la literatura latinoamericana del siglo XX. Nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica, debido a que su padre, un diplomático argentino, estaba trabajando en Europa en ese momento. A los pocos meses, su familia regresó a Argentina, donde creció y se formó como escritor. Estudió en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó de maestro en letras, aunque su vocación literaria había estado presente desde su juventud. Durante su infancia, fue influido por autores como Edgar Allan Poe, Franz Kafka y el simbolismo francés, lo cual se reflejaría en su estilo literario más tarde.
Cortázar comenzó a escribir desde joven, pero fue en la década de 1940 cuando su obra empezó a ganar reconocimiento. Su primer libro de relatos, Bestiario (1951), marcó el inicio de su relación con lo fantástico, el surrealismo y la experimentación con las formas narrativas. Final del juego (1956), una serie de relatos breves, consolidó su voz única, marcada por la ruptura de las convenciones literarias y la fusión de lo real con lo fantástico.
Sin embargo, su obra más famosa y revolucionaria fue Rayuela (1963), una novela innovadora que desafió las estructuras narrativas tradicionales. El lector podía leerla de distintas maneras, lo que le daba un carácter interactivo, y exploraba temas como la alienación, la búsqueda de sentido y la libertad individual. Cortázar fue un maestro en la manipulación del tiempo, la percepción y la realidad, lo cual lo convirtió en un referente dentro de la literatura experimental.
Además de su labor como narrador, Cortázar también fue un prolífico traductor, especialmente de obras de Edgar Allan Poe. Esta faceta le permitió profundizar en los detalles de otros estilos literarios y aplicar esas influencias a su propia obra. Escribió ensayos, poemas y también obras de teatro, lo que contribuyó a su reconocimiento como un escritor integral y multidisciplinario.
En 1951, Cortázar se mudó a París, donde viviría la mayor parte de su vida. Este cambio de residencia marcó también un giro en su vida política. Durante la Revolución Cubana, se mostró como un firme defensor del régimen de Fidel Castro, lo que lo llevó a involucrarse en la lucha política de izquierda. Su postura frente a la dictadura militar argentina, que comenzó en 1976, lo convirtió en un activista comprometido con la denuncia de la represión y las injusticias en su país y en América Latina.
En sus últimos años, Cortázar profundizó en la crítica social y política, especialmente en su Libro de Manuel (1973), una novela de corte político en la que aborda la situación de la Argentina bajo la dictadura. Aunque pasó gran parte de su vida en Europa, su obra siguió profundamente ligada a la identidad argentina y a la historia literaria de América Latina.
Cortázar falleció el 12 de febrero de 1984 en París, tras una larga lucha contra la leucemia. A lo largo de su vida, dejó una marca indeleble en la literatura mundial. Su estilo, caracterizado por la ruptura de las convenciones narrativas y la exploración de lo insólito, sigue siendo una de las influencias más importantes de la literatura contemporánea. Su legado se mantiene vivo a través de su vasta obra, que incluye relatos como Las armas secretas (1959), Blow-up and Other Stories (1959), Cronopios y de famas (1963) y La vuelta al día en ochenta mundos (1967).
Cortázar fue también un gran amante del jazz y la música clásica, y su sentido del humor y su capacidad para ver el mundo de manera única también quedaron reflejados en sus escritos. Como uno de los más grandes exponentes del "boom latinoamericano", Cortázar continúa siendo un referente de la literatura experimental, un autor cuya obra no solo desafió las fronteras de la narrativa, sino que también dejó un testimonio profundo de las realidades sociales y políticas de su tiempo.
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